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jueves, 8 de marzo de 2012

LA ENAJENACION DE LA ELITE

Por Arturo Bonet Canizares




Una apreciación popular y extendida en Cuba resumía magistralmente la teoria de la enajenación de la élite.
Escuché muchas veces que aquellos que decidían cuantas libras de arroz al mes o cuantos calzoncillos al año “tocaban” a cada ciudadano, no necesitaban ni arroz ni calzoncillos racionados. Tenían todos lo que querían y mucho más.

Dicha élite primigenia, propulsada por las mesiánicas visiones de un caudillo alucinado, se dejaba arrastrar por el éxtasis conveniente y se enmascaraba dentro de la masa, amorfa e irresponsable, adoptando dogmas de tecnocracia y economicismo que nada tenían que ver con la realidad o con el potencial productivo de la isla. Menos aún, desoyendo los principios básicos de su ideología adoptada a conveniencia, ha mostrado un permanente desprecio por la satisfacción de las necesidades crecientes de la población.

Y la élite se sintió confortable con los desvaríos y las utopias del caudillo aún sin entender a derechas sus perturbadas monsergas, el crecimiento económico al infinito que nunca llegó, el triunfante arribo inevitable de la isla al primer mundo por arte de birbiloque o el autoproclamado y demagógico rol de “faro de libertad” a escala mundial.

Lógicamente la élite arropada en esas conveniencias se sentía segura y sin responsabilidades. Como predijera Alan Wolfe en su análisis sobre el imperialismo, este boomerang conceptual golpea igualmente al llamado scialismo cubano, porque creó en su élite una pericia en agruparse en torno a dichas utopias, desgastando toda la energía política del grupo en el poder y desincentivó la intervención y la acción de los subyugados ciudadanos para adentrarse en ese marasmo nacional donde la élite ni se crea ni se destruye, solo se traslada horizontalmente.

Y el error de muchos miembros encumbrados desde la base en la nomenclatura del estado totalitario cubano ha sido creerse parte de la élite o haber escalado a ella, donde la invulnerabilidad está garantizada aeternum.
Craso error, que han pagado con creces en su momento hasta con la vida aquellos confundidos, sacrificados en un ara que solamente reclama la oblación de los ajenos a ella y solo a los ajenos pertenecen los fracasos y el castigo.

Hay que recordar que es una élite que no se impuso socialmente por la fuerza de sus argumentos y por tanto no siente que argumento alguno la afecte. Es una élite impuesta por la fuerza y la exacerbación política y mantenida por ambas. Así, hay que reconocer lo cercano al fascismo en que se mueve la enajenación de la élite castrista. Aquella frase de Hitler para caracterizar a las capas productivas de la sociedad:  "Nach oben buckelt er, nach unten tritt er" (“Por arriba curva su espalda, por abajo, patalea”) se adapta con exactitud a la ética de la élite en Cuba con respecto a la ciudadanía. Una ciudadanía a la que mas allá incluso del nacionalsocialismo, ni siquiera se le reconoce el derecho al pataleo, tras curvar la espalda por medio siglo.

¿Es plausible entonces esperar que tal élite por generación propia sea capaz de enrumbar la política estatal hacia cambios que amenacen su status quo, que limiten su poder absoluto, su invulnerabilidad política y administrativa, conduciendolos a un estadío en el que tengan que rendir cuentas de sus acciones ante los ciudadanos y permitir su desaparición de ese sublime estrato nacional que han disfrutado sin reto alguno?
Creo que todos, como quiera que pensemos, responderemos igual a esta pregunta.