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miércoles, 9 de noviembre de 2011

Apuntes para una Negociacion

Por Calabacita Exiliada

Para entablar una conversación, se necesitan al menos dos partes interesadas, dispuestas a acercar sus puntos de vista, a abandonar los "mitos" que han elaborado sobre su interlocutor, a mostrar "arrepentimiento" y estar listos para "perdonar y ser perdonados".

Es este el primer paso para sentar una base sobre la que poder conciliar intereses e iniciar un camino en común, estableciendo objetivos y limites claros y precisos, en esa "hoja de ruta"a través de la cual podrían construir el clima de confianza y respeto, imprescindible para poder llevar adelante un proyecto común, a pesar de las diferencias.

Es un camino lleno de obstáculos, especialmente cuando se trata de partes que han estado previamente en conflicto y particularmente complicado si una de las partes, o las dos, han usado la mentira, la manipulación de la verdad, o han intentado reducir al contrario a unas pocas aristas que encarnan "la maldad". Se suele dar el caso en que, de tanto repetir esos conceptos, estos llegan a adquirir la fuerza de la verdad dentro de la mente de una de las partes en conflicto y suele ser utilizado como mecanismo reforzador de lazos entre los miembros del grupo, adquiriendo vida propia, o usado para legitimar las acciones de dicho grupo.

Vencer estos obstáculos puede ser una tarea muy ingrata, implica entrar en la dinámica del grupo y promover el intercambio libre de información para terminar con el mito que vuelve al contrario en enemigo y mostrar de este toda la diversidad de aristas que componen su personalidad e historia, es ponerle un rostro al contrario, es contrastar su versión de los hechos con la propia e intentar llegar a la verdad, una verdad que podría no gustarnos.

Para alcanzar todo esto se necesita de la buena voluntad de los implicados, no importa cuales sean sus motivaciones, pero tiene que haber una disposición para el cambio y la confrontación de ideas, hay que sentir respeto por el otro. Una de las situaciones que se da con frecuencia, es aquella en que una de las partes dice estar dispuesta para la negociación o, peor aun, pretende alcanzar un estado de paz y concordia sin haber entablado negociación alguna.

 Este, seria un gesto para los espectadores del conflicto que no conocen de su dinámica y a la vez una forma de agredir al contrario haciéndolo responsable de perpetuar el conflicto, cuando la verdad es que, al no tener conciencia de pecado, no se sienten dispuestos al arrepentimiento, ni siquiera tienen la humildad de considerar esta posibilidad, no se han desprendido del mito que han construido acerca del contrario y de ellos mismos.

Otro de los actores que puede existir en una negociación es la figura del negociador-mediador-moderador. Este debe ser una persona respetada por todas las partes y conocedor del conflicto, pero con la capacidad de no erigirse en juez de ninguna de las partes, no debe tomar partido, su labor es escuchar e intentar razonar buscando los puntos comunes y aquellos en los que cada uno debe y puede ceder.

El mediador necesita ajustarse a las demandas de los implicados, velando de no proyectar su propia visión del conflicto o posibles soluciones, puede sugerir y consultar, pero nunca usurpar la voluntad de una de las partes, debe ofrecer salidas que no lastimen la dignidad de los protagonistas del conflicto.

Un buen mediador debe de tener la capacidad de permitirle a su interlocutor hablar del conflicto, ayudándolo a discriminar entre los hechos concretos y las emociones que le impiden tener una mirada objetiva del mismo, de si mismo y de su contrario. Un mediador es como una medida de realidad.